miércoles, 4 de marzo de 2015

BLOG: LA EDUCACIÓN PARA TODOS. ¿LLEGANDO A LAS METAS?



LA EDUCACIÓN PARA TODOS. ¿LLEGANDO A LAS METAS?




EDUCACIÓN BÁSICA DE CALIDAD



Se pueden plantear dos formas de pensar o entender la educación básica:

a) Un concepto tradicional, relacionado con la integración administrativa y lineal de los servicios de educación preescolar, primaria y secundaria (nueve primeros grados) que hace hincapié en el carácter formal, escolarizado, gradual y propedéutico de este tipo de educación, priorizando la preparación para los grados superiores de educación escolarizada sobre la preparación para la vida.

b) Un concepto alternativo e integrado de educación básica, que constituye una forma dinámica, flexible y abierta de entender la educación general de los ciudadanos y se orienta hacia los objetivos de la formación integral de las personas, hacia el desarrollo de destrezas o competencias básicas, hacia la formación de actitudes y valores, hacia la preparación para la vida familiar, social y del trabajo y hacia la educación permanente, sin perjuicio de los objetivos convencionales, de carácter puramente propedéutico.

La educación básica constituye un proceso de educación formal que se propone contribuir a la formación integral de las personas, mediante el desarrollo de habilidades, destrezas y asimilación de aprendizajes, promoción de valores, actitudes y hábitos, orientados hacia el mejoramiento de las condiciones y calidad de la vida humana, hacia la participación social, política y cultural y hacia la preservación del equilibrio ecológico. La educación para todos constituye un tipo de educación completo en sí mismo que no se agota en la escuela, aunque a ella le corresponda una función insustituible; supone una colaboración armoniosa entre la comunidad escolar, la familia y la sociedad, así como la vinculación entre los procesos de educación formal y los de educación no formal e informal que se ofrecen en la familia, en las empresas e instituciones y en la propia sociedad. La valoración de la calidad de la educación se ve reflejada en los juicios que las personas suelen hacer sobre los resultados que logran los servicios educativos.



EDUCACIÓN PARA ADULTOS



Los programas educativos para adultos están orientados a:
·         Personas jóvenes a partir de los 15 años y/o adultas que no tienen desarrolladas las habilidades básicas para leer, escribir y hacer cuentas, o que no iniciaron o concluyeron su educación primaria o secundaria.
·         Niños, niñas y jóvenes entre los 10 y 14 años que no están atendidos por el sistema escolarizado de educación primaria.
·         A mujeres, indígenas monolingües y bilingües, jóvenes en situación de calle, personas en reclusión, adultos mayores, personas con capacidades diferentes, personas jornaleras agrícolas migrantes y también la población mexicana que radica en Estados Unidos que no ha iniciado o concluido su educación básica.

La modernización de la educación tendría que basarse en el reconocimiento del adulto como sujeto social que construye su propio conocimiento; en la ampliación de la oferta; en la exploración de alternativas; en el ofrecimiento de opciones; en la respuesta a las expectativas y en la satisfacción de necesidades con programas pertinentes y de calidad; y en el esfuerzo y apoyo del Estado y de la comunidad. Era necesario coordinar la acción gubernamental, apoyarse en la estructura de las organizaciones sociales, culturales, empresariales y educativas para extender la oferta y eficiencia de los servicios, y colaborar con las autoridades municipales en la operación de los servicios.

La modernización requería articular las acciones de la educación básica de adultos con las de alfabetización, postalfabetización, educación comunitaria y capacitación no formal en un proyecto de continuidad educativa; reformular sus contenidos conforme a los requerimientos y expectativas de los adultos; otorgar prioridad a la atención de los grupos sociales y regiones geográficas más rezagados; y diversificar la oferta con modalidades para incorporar a los grupos de población urbana, rural e indígena.

La educación y la formación también suponen grandes beneficios para la sociedad. La formación y el desarrollo de los recursos humanos ponen de relieve los valores fundamentales de una sociedad, a saber, la equidad, la justicia, la igualdad de trato entre hombres y mujeres, la no discriminación, la responsabilidad social y la participación de todos en la vida económica y social.


EDUCACIÓN A LO LARGO DE LA VIDA



El aprendizaje a lo largo de la vida es concebido como “todas las actividades educativas emprendidas a través de la vida, con el objetivo de incrementar el conocimiento, las habilidades, las competencias o las cualificaciones, por razones personales, sociales o profesionales”.

El aprendizaje a lo largo de la vida responde a la necesidad de generar oportunidades educativas no solamente circunscritas a ciertas etapas donde tradicionalmente se consideraba a la educación como esencial. Este concepto pretendió indicar que las oportunidades deberían existir en cualquier momento, a cualquier edad y más aún para cualquier condición social, de género o raza. La educación y el aprendizaje como posibilidades permanentemente abiertas significan una respuesta a las nuevas exigencias, tales como el rápido advenimiento de nuevos conocimientos, la velocidad de la innovación, el cambio tecnológico y sus consecuencias prácticas en el mundo del trabajo.

Formarse y aprender para vivir en esta sociedad de la información y el conocimiento implica una necesidad permanente de actualización de las competencias. Las vertiginosas transformaciones en la tecnología y en las formas de organización del trabajo presionan por capacidades más adaptables y de corte transversal, y estas justamente se adquieren y renuevan mediante el aprendizaje permanente.

El aprendizaje permanente se define como todas las actividades de aprendizaje realizadas a lo largo de la vida con el fin de desarrollar las competencias y cualificaciones.


ESTRATEGIAS PEDAGÓGICAS Y COMPETENCIAS



Las innovaciones introducidas por varias instituciones de formación en sus programas y estrategias pedagógicas están colocando a los participantes de los cursos como protagonistas del aprendizaje, están haciendo realidad la idea según la cual la formación debe generar capacidades y competencias, y abandonar su papel tradicional de mera transmisión de conocimientos. En esta línea se asigna a los docentes nuevas responsabilidades como dinamizadores del proceso, que desafían las capacidades del participante y le colocan retos y problemas a resolver. Todo ello dejando atrás el rol único de transmisor de conocimientos que tendía a prevalecer en muchas esferas de la formación.

Para ser legítimo, viable y se vea efectivamente plasmado en acciones en el día a día de la escuela, los programas y estrategias pedagógicas deben ser resultado del pensamiento colectivo de los que constituyen el centro, bajo la movilización y la coordinación del director, asistido por especialistas y colaboradores en esa tarea.

Competencia se entiende como una capacidad que va más allá de la posesión del conocimiento y las habilidades y está conformado por: a) competencia cognitiva, que comprende el uso de teorías y conceptos, como también el conocimiento tácito informal obtenido con la experiencia; b) competencia funcional (habilidades o saber hacer), que cubre las cosas que las personas están en capacidad de hacer cuando trabajan en un área determinada; c) competencia personal, que cubre el saber comportarse en una situación específica,  d) la competencia ética, que abarca la posesión de ciertos valores personales y profesionales, y e) integrar las TIC en las prácticas pedagógicas.

Las instituciones de educación a nivel básico, medio técnico y de formación profesional han enfatizado el desarrollo de competencias básicas que se conocen también como competencias clave o esenciales. Estas tienen en común que se centran en las capacidades del individuo para comunicarse efectivamente, para operar con números y para entender y aplicar las ciencias básicas. Además se agregan capacidades como las de trabajar en equipo, solucionar problemas, negociar con otros, escuchar y respetar las ideas de otros y manejarse en ambientes marcados por la diversidad.


LA BRECHA EDUCATIVA Y LA BRECHA DIGITAL



Las tecnologías de información y comunicación (TIC) han puesto al alcance de las personas la posibilidad de acceder al conocimiento de una forma inmediata. Tradicionalmente, las fuentes de información brindaron contenidos e información, pero ahora Internet está facilitando además que las personas generen conocimientos, también llamados contenidos, y los “suban” a la red poniéndolos a disposición de todo el mundo, incluso para interactuar, comentar y debatir en torno a ellos. Las personas nunca antes como ahora han podido acceder a información en tiempo real y, más aún, esa posibilidad opera en doble vía, también puede quien lo desee –y sepa cómo hacerlo– “subir” información en Internet, la cual se pondrá a disposición de miles de millones de usuarios. Esa capacidad de interactuar virtualmente y de acceder abiertamente al conocimiento requiere, para estar al alcance de todos, educación para todos, resolver dos brechas que todavía inhiben la plena capacidad de acceso: la primera de carácter educativo y la segunda conocida como brecha digital.

El acceso a las tecnologías de información y comunicación también plantea un enorme desafío para la región. Así, la brecha digital se percibe como una desigualdad para el acceso a la información, al conocimiento y a la educación mediante las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), y reducirla se ha convertido en un objetivo global y presente en la región. La brecha digital es muy real y se requiere seguir trabajando para cerrarla, apoyándose en la reforma de la educación con proyectos y estrategias para desarrollar las competencias en TIC.


LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN



La garantía de calidad de las instituciones de enseñanza y formación profesional deben tener en cuenta las siguientes orientaciones:

• La accesibilidad.
• La legibilidad y la transparencia.
• La credibilidad social.
• La orientación a la persona en formación.
• La orientación hacia los resultados.

El objetivo central de esta lista de ejes orientadores se refiere a la necesidad de obtener centros de enseñanza y de formación profesional que sean eficientes y eficaces, que correspondan a las expectativas sociales de educación para todos y a lo largo de la vida que efectivamente procuren permanentemente la calidad a través de la planificación de la mejora continua. La mejora constante de los resultados educativos, en un marco de satisfacción y realización de sus profesionales, debe orientar esta mejora permanente. Es bajo la luz de estos objetivos como debe ser enunciada la autoevaluación institucional y el plan de mejora de cada institución formativa.

La calidad de la educación es currículo, procesos de enseñanza-aprendizaje, formación de formadores, organización y acondicionamiento de los centros, cualificación profesional de los jóvenes, resultados escolares, clima del centro e implicación centro-comunidad local; es orientación escolar, innovación educacional, patrones de desempeño; es evaluación de las personas en formación y de las instituciones; es refuerzo de la confianza social en sistemas de educación y formación.



CONCLUSIÓN


Considerando todo lo anterior, la educación para todos y a lo largo de toda la vida apunta hoy como una prioridad política que atraviesa todos los países del mundo. Ya no se trata de valorar la educación básica o la educación de adultos, la enseñanza técnico-profesional o la enseñanza superior, ya que estamos hoy ante mutaciones sociales profundas que hacen de la educación a lo largo de la vida y con la vida un eje/plataforma donde giran las principales medidas de política de educación y formación, del nacimiento a la muerte.

La formación y la capacitación permanente de los individuos y de las organizaciones constituyen el mayor objetivo para el futuro. Por eso es imprescindible desarrollar una educación para todos de calidad y a lo largo de toda la vida, pues sin acceso a esta educación las personas y los pueblos difícilmente podrán tener acceso al desarrollo y, aún más, a un desarrollo que sea sostenible, tanto económica como culturalmente. Por este motivo, esta disciplina debe centrar su atención en la educación de valores, en el marco de una educación cívica y ética que desarrolle la reflexión crítica y la capacidad de analizar y encontrar soluciones para los problemas concretos en cada comunidad, con base en todos los recursos existentes, inspirando la participación en la toma de decisiones, la confianza en forjar soluciones colectivas, las redes de colaboración y la cooperación intergeneracional.

Los propios sistemas tradicionales de formación profesional tienden a evolucionar bajo la presión y el incentivo de los nuevos modelos de reconocimiento, validación y certificación de competencias.

Los nuevos sistemas de reconocimiento, validación y certificación de competencias (formales, no formales, informales, profesionales, sociales y personales) surgen hoy como elementos nucleares de las políticas sociales, pues tienen importantes incidencias, sea en el marco de los derechos de los ciudadanos (derecho al aprendizaje a lo largo de toda la vida), sea en el ámbito de las nuevas exigencias de los mercados de trabajo (reforzando la empleabilidad a lo largo de la vida), o incluso como instrumento decisivo de las políticas de inclusión social (valorando los adquiridos e incentivando permanentemente nuevos aprendizajes y nuevas ocasiones de integración social y de obtención de empleo).

La evaluación de los centros de formación surge como un camino inevitable en la búsqueda de la calidad. Esta no será nunca un resultado que se decrete o una etiqueta que se adopte, más bien requiere un esfuerzo continuo, en el que participan los actores internos y externos, persistente a lo largo del tiempo, cimentado en equipos competentes y apoyado por la dirección de cada centro.


                                
BIBLIOGRAFÍA







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