LA EDUCACIÓN PARA TODOS. ¿LLEGANDO A LAS METAS?
EDUCACIÓN BÁSICA DE CALIDAD
Se
pueden plantear dos formas de pensar o entender la educación básica:
a)
Un concepto tradicional, relacionado con la integración administrativa y lineal
de los servicios de educación preescolar, primaria y secundaria (nueve primeros
grados) que hace hincapié en el carácter formal, escolarizado, gradual y
propedéutico de este tipo de educación, priorizando la preparación para los
grados superiores de educación escolarizada sobre la preparación para la vida.
b) Un concepto alternativo e integrado de
educación básica, que constituye una forma dinámica, flexible y abierta de
entender la educación general de los ciudadanos y se orienta hacia los
objetivos de la formación integral de las personas, hacia el desarrollo de
destrezas o competencias básicas, hacia la formación de actitudes y valores,
hacia la preparación para la vida familiar, social y del trabajo y hacia la
educación permanente, sin perjuicio de los objetivos convencionales, de
carácter puramente propedéutico.
La
educación básica constituye un proceso de educación formal que se propone
contribuir a la formación integral de las personas, mediante el desarrollo de
habilidades, destrezas y asimilación de aprendizajes, promoción de valores,
actitudes y hábitos, orientados hacia el mejoramiento de las condiciones y
calidad de la vida humana, hacia la participación social, política y cultural y
hacia la preservación del equilibrio ecológico. La educación para todos constituye un tipo de
educación completo en sí mismo que no se agota en la escuela, aunque a ella le
corresponda una función insustituible; supone una colaboración armoniosa entre
la comunidad escolar, la familia y la sociedad, así como la vinculación entre
los procesos de educación formal y los de educación no formal e informal que se
ofrecen en la familia, en las empresas e instituciones y en la propia sociedad.
La valoración de la calidad de la educación se ve reflejada en los juicios que
las personas suelen hacer sobre los resultados que logran los servicios
educativos.
EDUCACIÓN PARA ADULTOS
Los
programas educativos para adultos están orientados a:
·
Personas
jóvenes a partir de los 15 años y/o adultas que no tienen desarrolladas las
habilidades básicas para leer, escribir y hacer cuentas, o que no iniciaron o
concluyeron su educación primaria o secundaria.
·
Niños,
niñas y jóvenes entre los 10 y 14 años que no están atendidos por el sistema
escolarizado de educación primaria.
·
A
mujeres, indígenas monolingües y bilingües, jóvenes en situación de calle,
personas en reclusión, adultos mayores, personas con capacidades diferentes,
personas jornaleras agrícolas migrantes y también la población mexicana que
radica en Estados Unidos que no ha iniciado o concluido su educación básica.
La modernización
de la educación tendría que basarse en el reconocimiento del adulto como sujeto
social que construye su propio conocimiento; en la ampliación de la oferta; en
la exploración de alternativas; en el ofrecimiento de opciones; en la respuesta
a las expectativas y en la satisfacción de necesidades con programas
pertinentes y de calidad; y en el esfuerzo y apoyo del Estado y de la
comunidad. Era necesario coordinar la acción gubernamental, apoyarse en la
estructura de las organizaciones sociales, culturales, empresariales y
educativas para extender la oferta y eficiencia de los servicios, y colaborar
con las autoridades municipales en la operación de los servicios.
La modernización
requería articular las acciones de la educación básica de adultos con las de
alfabetización, postalfabetización, educación comunitaria y capacitación no
formal en un proyecto de continuidad educativa; reformular sus contenidos
conforme a los requerimientos y expectativas de los adultos; otorgar prioridad
a la atención de los grupos sociales y regiones geográficas más rezagados; y
diversificar la oferta con modalidades para incorporar a los grupos de población
urbana, rural e indígena.
La
educación y la formación también suponen grandes beneficios para la sociedad. La
formación y el desarrollo de los recursos humanos ponen de relieve los valores
fundamentales de una sociedad, a saber, la equidad, la justicia, la igualdad de
trato entre hombres y mujeres, la no discriminación, la responsabilidad social
y la participación de todos en la vida económica y social.
EDUCACIÓN A LO LARGO DE LA VIDA
El
aprendizaje a lo largo de la vida es concebido como “todas las actividades
educativas emprendidas a través de la vida, con el objetivo de incrementar el
conocimiento, las habilidades, las competencias o las cualificaciones, por
razones personales, sociales o profesionales”.
El
aprendizaje a lo largo de la vida responde a la necesidad de generar oportunidades
educativas no solamente circunscritas a ciertas etapas donde tradicionalmente
se consideraba a la educación como esencial. Este concepto pretendió indicar
que las oportunidades deberían existir en cualquier momento, a cualquier edad y
más aún para cualquier condición social, de género o raza. La educación y el
aprendizaje como posibilidades permanentemente abiertas significan una
respuesta a las nuevas exigencias, tales como el rápido advenimiento de nuevos
conocimientos, la velocidad de la innovación, el cambio tecnológico y sus
consecuencias prácticas en el mundo del trabajo.
Formarse
y aprender para vivir en esta sociedad de la información y el conocimiento
implica una necesidad permanente de actualización de las competencias. Las
vertiginosas transformaciones en la tecnología y en las formas de organización
del trabajo presionan por capacidades más adaptables y de corte transversal, y
estas justamente se adquieren y renuevan mediante el aprendizaje permanente.
El
aprendizaje permanente se define como todas las actividades de aprendizaje
realizadas a lo largo de la vida con el fin de desarrollar las competencias y
cualificaciones.
ESTRATEGIAS PEDAGÓGICAS Y COMPETENCIAS
Las
innovaciones introducidas por varias instituciones de formación en sus
programas y estrategias pedagógicas están colocando a los participantes de los
cursos como protagonistas del aprendizaje, están haciendo realidad la idea
según la cual la formación debe generar capacidades y competencias, y abandonar
su papel tradicional de mera transmisión de conocimientos. En esta línea se
asigna a los docentes nuevas responsabilidades como dinamizadores del proceso,
que desafían las capacidades del participante y le colocan retos y problemas a
resolver. Todo ello dejando atrás el rol único de transmisor de conocimientos
que tendía a prevalecer en muchas esferas de la formación.
Para
ser legítimo, viable y se vea efectivamente plasmado en acciones en el día a
día de la escuela, los programas y estrategias pedagógicas deben ser resultado
del pensamiento colectivo de los que constituyen el centro, bajo la
movilización y la coordinación del director, asistido por especialistas y
colaboradores en esa tarea.
Competencia
se entiende como una capacidad que va más allá de la posesión del conocimiento
y las habilidades y está conformado por: a) competencia cognitiva, que
comprende el uso de teorías y conceptos, como también el conocimiento tácito
informal obtenido con la experiencia; b) competencia funcional (habilidades o
saber hacer), que cubre las cosas que las personas están en capacidad de hacer
cuando trabajan en un área determinada; c) competencia personal, que cubre el
saber comportarse en una situación específica, d) la competencia ética, que abarca la
posesión de ciertos valores personales y profesionales, y e) integrar las TIC
en las prácticas pedagógicas.
Las
instituciones de educación a nivel básico, medio técnico y de formación
profesional han enfatizado el desarrollo de competencias básicas que se conocen
también como competencias clave o esenciales. Estas tienen en común que se
centran en las capacidades del individuo para comunicarse efectivamente, para operar
con números y para entender y aplicar las ciencias básicas. Además se agregan
capacidades como las de trabajar en equipo, solucionar problemas, negociar con
otros, escuchar y respetar las ideas de otros y manejarse en ambientes marcados
por la diversidad.
LA BRECHA EDUCATIVA Y LA BRECHA DIGITAL
Las
tecnologías de información y comunicación (TIC) han puesto al alcance de las
personas la posibilidad de acceder al conocimiento de una forma inmediata.
Tradicionalmente, las fuentes de información brindaron contenidos e
información, pero ahora Internet está facilitando además que las personas
generen conocimientos, también llamados contenidos, y los “suban” a la red
poniéndolos a disposición de todo el mundo, incluso para interactuar, comentar
y debatir en torno a ellos. Las personas nunca antes como ahora han podido
acceder a información en tiempo real y, más aún, esa posibilidad opera en doble
vía, también puede quien lo desee –y sepa cómo hacerlo– “subir” información en
Internet, la cual se pondrá a disposición de miles de millones de usuarios. Esa
capacidad de interactuar virtualmente y de acceder abiertamente al conocimiento
requiere, para estar al alcance de todos, educación para todos, resolver dos brechas que todavía
inhiben la plena capacidad de acceso: la primera de carácter educativo y la
segunda conocida como brecha digital.
El
acceso a las tecnologías de información y comunicación también plantea un
enorme desafío para la región. Así, la brecha digital se percibe como una
desigualdad para el acceso a la información, al conocimiento y a la educación
mediante las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), y
reducirla se ha convertido en un objetivo global y presente en la región. La
brecha digital es muy real y se requiere seguir trabajando para cerrarla, apoyándose
en la reforma de la educación con proyectos y estrategias para desarrollar las
competencias en TIC.
LA CALIDAD DE LA EDUCACIÓN
La
garantía de calidad de las instituciones de enseñanza y formación profesional
deben tener en cuenta las siguientes orientaciones:
•
La accesibilidad.
•
La legibilidad y la transparencia.
•
La credibilidad social.
•
La orientación a la persona en formación.
•
La orientación hacia los resultados.
El
objetivo central de esta lista de ejes orientadores se refiere a la necesidad
de obtener centros de enseñanza y de formación profesional que sean eficientes
y eficaces, que correspondan a las expectativas sociales de educación para todos y a lo
largo de la vida que efectivamente procuren permanentemente la calidad a través
de la planificación de la mejora continua. La mejora constante de los
resultados educativos, en un marco de satisfacción y realización de sus
profesionales, debe orientar esta mejora permanente. Es bajo la luz de estos
objetivos como debe ser enunciada la autoevaluación institucional y el plan de
mejora de cada institución formativa.
La
calidad de la educación es currículo, procesos de enseñanza-aprendizaje,
formación de formadores, organización y acondicionamiento de los centros,
cualificación profesional de los jóvenes, resultados escolares, clima del
centro e implicación centro-comunidad local; es orientación escolar, innovación
educacional, patrones de desempeño; es evaluación de las personas en formación
y de las instituciones; es refuerzo de la confianza social en sistemas de
educación y formación.
CONCLUSIÓN
Considerando
todo lo anterior, la educación para todos y a lo largo de toda la vida apunta hoy
como una prioridad política que atraviesa todos los países del mundo. Ya no se
trata de valorar la educación básica o la educación de adultos, la enseñanza
técnico-profesional o la enseñanza superior, ya que estamos hoy ante mutaciones
sociales profundas que hacen de la educación a lo largo de la vida y con la
vida un eje/plataforma donde giran las principales medidas de política de educación
y formación, del nacimiento a la muerte.
Los
propios sistemas tradicionales de formación profesional tienden a evolucionar
bajo la presión y el incentivo de los nuevos modelos de reconocimiento,
validación y certificación de competencias.
Los
nuevos sistemas de reconocimiento, validación y certificación de competencias
(formales, no formales, informales, profesionales, sociales y personales)
surgen hoy como elementos nucleares de las políticas sociales, pues tienen
importantes incidencias, sea en el marco de los derechos de los ciudadanos
(derecho al aprendizaje a lo largo de toda la vida), sea en el ámbito de las
nuevas exigencias de los mercados de trabajo (reforzando la empleabilidad a lo
largo de la vida), o incluso como instrumento decisivo de las políticas de
inclusión social (valorando los adquiridos e incentivando permanentemente
nuevos aprendizajes y nuevas ocasiones de integración social y de obtención de
empleo).
La
evaluación de los centros de formación surge como un camino inevitable en la
búsqueda de la calidad. Esta no será nunca un resultado que se decrete o una
etiqueta que se adopte, más bien requiere un esfuerzo continuo, en el que
participan los actores internos y externos, persistente a lo largo del tiempo,
cimentado en equipos competentes y apoyado por la dirección de cada centro.
BIBLIOGRAFÍA
LA EDUCACIÓN PARA TODOS. ¿LLEGANDO A LAS METAS?